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MY MIND MOUNTAIN

Laura Elena Garduño / FEB.23 — MAR.13, 2019

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La montaña como fenómeno, como símbolo, como metáfora, como idea, como imagen, como pretexto, pero también como estructura: posibilidad. El arte, la literatura, la poesía, la religión, la alquimia y la cosmovisión de distintas culturas en distintas epocas se han referido a ella para orientarse, construir o ver un poquito más allá o más acá dependiendo del caso.

“Mientras el espíritu calla en el mundo inmóvil de sus esperanzas, todo se refleja y se ordena en la unidad de su nostalgia. Pero apenas hace su primer movimiento, ese mundo se agrieta y se derrumba: una infinidad de trozos que lo reflejan se ofrecen al conocimiento” Dice Albert Camus en el míto de Sísifo. El trabajo de Laura Elena Garduño se encuentra en este momento en donde los trozos son estudiados como geóloga para encontrar sentido de la historia, del mundo, de la vida personal y de la de ser pintora. Y es que no hay nada más pesado que la nostalgia que aqueja a la pintura en México, aquella del buen pintar, del buen saber, del ser mejor y más culto que los demás.

Pienso que Garduño se encuentra entendiendo y no asumiendo su montaña, contemplando, no pasiva sino activa en un proceso de construcción-deconstrucción. Recorriendo aventurada, desde su taller en la Juárez, su idea de montaña-pintura. De la pintura como montaña. Recuerdo los vagabundos del Dharma de Kerouac: “Al caminar por esos parajes se pueden entender las perfectas gemas de los haikus que han escrito los poetas orientales, no se embriagaban nunca en las montañas, no se excitaban, simplemente registraban con alegría infantil lo que veían, sin artificios literatos ni expresiones delicadas” sino construcciones concretas presentes ante el que las ve: madera, color y espacio…y cosa sexy, pues.

Texto por
Luis Hampshire, Oaxaca de Juárez, Oaxaca. Febrero de 2019

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